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Comunicados

Agosto 20 / 2015

Una visión de lo público, reflexión del Vicerrector Académico de la Universidad del Cauca

Emitido por: Vicerrectoría Académica
Dirigido a: Comunidad universitaria

Edgar Velásquez Rivera
Profesor Titular Departamento de Historia
Vicerrector Académico
Universidad del Cauca

Es un lugar común afirmar que los sindicatos son una institución de la democracia en Occidente. Por los dramáticos ribetes del conflicto social y armado por el que atraviesa Colombia desde el Siglo XIX, así como por la dinámica política e ideológica, la práctica sindical ha sido heterogénea y, como toda construcción histórica, ha tenido avances y retrocesos. Este ensayo pretende mostrar el retroceso en que se encuentra la práctica sindical en Colombia, especialmente la liderada por la Asociación Sindical de Profesores Universitarios (ASPU), seccional Cauca, desde una muy peculiar visión de lo público.

Los dos últimos pliegos de peticiones presentados por ASPU a la actual dirección universitaria tienen una serie de características, entre las que sobresalen, en materia de construcción lingüística, semántica y lexical, una lamentable baja condición, a pesar de ser elaborados, se supone, por docentes universitarios. Es preciso señalar que la forma y el contenido, desde la perspectiva de la dialéctica, son variables de una misma ecuación y no sobra decir que entre ambas existe una relación biunívoca.

Sorprende y causa tristeza que el equipo negociador de ASPU haya caído en un desolador ostracismo al privilegiar, en materia de negociación, asuntos que les beneficia de manera directa y única como junta directiva (fotocopiadora, router, muro, reja, computador, internet, impresora, secretaria y bonificaciones) y los asuntos de hondo calado aparecen en lugares secundarios. Por esta vía, ASPU-Cauca se ubica en la misma senda de algunos sindicatos, que solo se representan así mismos y a sus mezquinos intereses en desmedro y franca burla de los intereses de los sectores a quienes dice representar.

En teoría, en nuestro contexto, un sindicato es una institución defensora de lo público. En el caso que nos ocupa no es así. Pareciese que se parte de la premisa, según la cual, “del árbol caído todos hacen leña”. Cuando en el marco del plan de capacitación la Universidad del Cauca le es otorgada una comisión de estudios a un docente, este adquiere, ipso facto, una serie de compromisos con la institución, entre ellos, culminar de manera exitosa sus estudios posgraduales y en este caso la obtención del título es la prueba de su cumplimiento. Si el docente no se gradúa, no solo le incumple a la institución, sino a su familia, a la nación, a sus colegas docentes y a los mismos estudiantes y, por transitividad, erosiona el erario y burla las expectativas que en asuntos de capacitación docente se ha fijado la institución. Es a todas luces una falta.

Defender a ultranza, por parte de ASPU, a un docente (Diego Cáceres Barajas) que ha incurrido en tales hechos es, desde todo punto de vista un despropósito. De lo anterior se colige que ASPU le apuesta a prácticas poco decentes en el sentido de defender a uno de sus miembros que ha cometido una falta grave contra la institución y la sociedad en general. La propuesta de solución, en el sentido de que al incumplido docente se le valga el ejercicio sindical como trabajo de grado y título, es a todas luces una vergüenza que no merece la más mínima atención y, de contera, muestra de cuerpo entero la estatura ética de ASPU, así como su vidriosa y relajada visión de lo público. La Universidad del Cauca está obligada a encarar este tipo de situaciones, desde luego, en el marco de las normas y los debidos procesos. No hay persecución hacia el sindicato, se trata de un uso responsable de los bienes públicos y una defensa de los mismos.

A raíz de este episodio al rector de la Universidad del Cauca (Doctor Juan Diego Castrillón Orrego), en distintos medios y de manera intensa, se le ha señalado de adelantar una supuesta persecución. Nada más alejado de la realidad. Es clara la perversa estrategia de ASPU en el sentido de pretender explicar la falta de uno de sus asociados, como una persecución. Otros docentes que también han incumplido, de igual modo son objeto de investigación y existen procesos en marcha. La solidaridad y el apoyo incondicional en el marco del denominado “espíritu de cuerpo”, en estos casos, se constituye en un pésimo mensaje hacia los docentes universitarios colombianos quienes exigimos de nuestros flamantes dirigentes sindicales, coherencia y educar con el ejemplo.

Llama la atención el silencio de ASPU frente a problemas acuciantes en un sector del estudiantado universitario como la drogadicción y la ludopatía. Pronunciarse en contra de tales fenómenos les resulta políticamente “impopular” y “antidemocrático”. De análoga manera, ASPU guarda silencio frente a los docentes universitarios que, siendo profesores de planta de la institución en la cual pueden de manera constante mejorar sus salarios a partir de la producción intelectual, regodean la labor académica y, al parecer, se emplean en universidades privadas de Popayán y Cali. Cuando la Universidad del Cauca invierte en la capacitación de sus docentes, por este sendero, termina subsidiando la educación privada.

La Universidad del Cauca intenta poner fin a una dudosa, casi completa y eterna comisión sindical, en la que la persona beneficiada (Gloria Cecilia Arboleda Fernández) se apartaba de sus funciones básicas de docente. El beneficio personal, la burocratización, la obturación para que surjan nuevas figuras y la privatización de la actividad sindical afloran por doquier en este caso. La Universidad del Cauca no está en contra del tiempo que se le debe asignar a los docentes para las actividades sindicales, lo que está en contra es de los abusos de esa figura. Los docentes de la Universidad del Cauca estamos a la espera de que la profesora Arboleda Fernández expliqué públicamente, ¿qué hizo durante el tiempo que no cubre el permiso sindical?

Los docentes de la Universidad del Cauca nos preguntamos, ¿cuánto ha sido el costo económico? de esa dudosa, casi completa y eterna comisión sindical que ahora con ahínco defiende ASPU, a favor de una especie de gerontocracia sindical que destila por todos los poros una suerte de culto a la personalidad. Aquí tampoco hay persecución. La Universidad del Cauca no vincula docentes para que sean únicamente sindicalistas. Los colegas docentes que actúan sindicalmente deben ser un crisol en sus prácticas de docencia, extensión e investigación y éste caso, no es justamente su mejor ejemplo.

En mi condición de profesor y Vicerrector Académico hago un llamado a la comunidad universitaria y a la sociedad en general, para que en un ambiente público, sean debatidos los episodios expuestos en este escrito, bajo el imperativo de la hermenéutica gadameriana de las múltiples comprensiones y de la prevalencia de la razón dialógica sobre la razón cínica. A quienes en reuniones privadas y en conciliábulos han optado por denigrar de algunos directivos (Rector y Vicerrector Académico) les expreso que comprendo su miseria humana y causa profunda decepción su déficit de reciedumbre, coraje, pundonor y personalidad universitaria para expresar por escrito y de frente sus opiniones. A las personas que tienen aspiraciones burocráticas (superiores a las que ostentan en la actualidad) les manifiesto que es poco decente mantener la indiferencia o un silencio oportunista sobre lo que acontece en la Universidad del Cauca como lo han hecho hasta ahora. “Saltar el charco sin mojarse el cuerpo”, parece ser su axioma y denota su baja estirpe universitaria.

Es un imperativo ético para los docentes que la Universidad del Cauca sea un proyecto intelectual viable en materia financiera, competitivo y moderno en asuntos administrativos. Fortalecemos la docencia, la investigación y la extensión. Nuestra condición de docentes universitarios nos obliga, políticamente, a atender los clamores que por décadas no había atendido la Universidad del Cauca. De manera responsable emprendimos un proceso de regionalización, sobre el cual tienen puestos los ojos redomados y avezados sicofantas quienes de manera miserable le apuestan al fracaso. La consolidación del proceso de regionalización es la más clara demostración de que la Universidad del Cauca atiende responsablemente su condición de tal.

Convoco a un debate público, nacional e internacional, tanto académico como ideológico sobre lo público. Un debate en el que prime el discurso escrito, con claras categorías de análisis, no desde la doxa como parece ser la predilección de algunos profesores (Guillermo Pérez Larrota y Silvio Avendaño Cuervo). Interesa confrontar las tesis que sobre lo público guían la praxis de quienes integramos la comunidad universitaria. De ese modo podríamos vislumbrar la génesis de las distintas visiones sobre lo público, especialmente la perspectiva sui géneris que sobre el particular se infiere de la teoría y la práctica de ASPU, enmarcada en la defensa de intereses y beneficios personales y en cohonestar con la mediocridad, al solicitar bonificaciones quinquenales para los docentes, sin mérito alguno.

Popayán, 20 de agosto de 2015.


Nota: contenido publicado en www.unicauca.edu.co el 20 de agosto de 2015.
 

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