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Universidad [1] - Martes, Febrero 4, 2020

Experto jurista de Unicauca explica la legítima defensa y el concepto de proporcionalidad

“Debemos esperar a que las investigaciones sigan su curso, en el derecho penal todo se debe demostrar, pero lo que no nos puede pasar es que las personas se queden con los titulares de prensa y se hagan hipótesis a priori”

Foto: Suministrada

El abogado Franklyn Fajardo Sandoval, docente y director del Departamento de Derecho Penal, quien hace parte del grupo de investigación de Derechos Humanos y Derecho médico de la Universidad del Cauca, explica qué es la legítima defensa y los demás requisitos que trae consigo el Código Penal Colombiano, esto para abordar el dramático episodio del médico que en la noche del jueves pasado mató a tres individuos en un puente peatonal del norte de Bogotá.
 
Lo primero que se debe tener en cuenta,  es el observar un cuidado enorme en determinar los requisitos exigidos por el código represor en lo que tiene que ver con la figura, que para el caso del galeno en Bogotá se ha convertido en un caso tan mediático, el fiscal debe demostrar con suficientes elementos para que se reconozca la legítima defensa, y que en consecuencia la persona  sea cobijada bajo la denominada causal de ausencia de responsabilidad.
 
Y es que la legítima defensa no es una figura novedosa en el derecho penal, y  mucho menos pacífica. Es polémica sin duda en el mundo jurídico. En esencia, significa que una persona que con razones lógicas asume que su vida, la de su familia o, incluso, la de un tercero están en riesgo, tiene la prerrogativa a defenderse y a defender a los suyos, y que si en esa defensa ultima al agresor, no será perseguida penalmente, tal como se indica en precedencia.
 
“Debemos esperar a que las investigaciones sigan su curso, en el derecho penal todo se debe demostrar, pero lo que no nos puede pasar es que las personas se queden con los titulares de prensa y se hagan hipótesis a priori”, asegura el Jurista, quien dijo que la reacción del Médico que disparó en Bogotá y causó la  muerte de estas tres personas pudo ser proporcional, pudiendo incluso ser beneficiario de la ausencia de responsabilidad, aunque es prematuro anticiparse y se debe esperar a las investigaciones del caso, que arrojarán elementos materiales probatorios con fundamentos científicos que corroboren las diversas hipótesis que cursan en este momento.
 
“El llamado que hago desde la academia es que la vida es un bien preciado, y está estipulado que se puede defender; pero no se puede usar este argumento para que en casos que no se justifique se permite tomar la justicia por mano propia. Lo que no se puede permitir son los linchamientos, los análisis a priori que no hacen otra cosa que minar la credibilidad en la administración de justicia”, aclaró el docente.

Agregó que primero, se debe configurar una situación de verdadera amenaza para la vida. Segundo, es un derecho que surge de manera breve en el instante del riesgo: si tras la agresión la víctima del ataque injusto persigue y tras varias horas mata al agresor, debe ser procesada por homicidio, pues lo que hubo fue justicia por mano propia. Por eso lo que debemos esperar es que la justicia actúe y determine qué fue que lo que se presentó en esta situación que ha generado gran controversia a nivel nacional.
 
El hombre que se entregó a las autoridades y quedó libre, pero a la espera de un proceso penal que determinará si, como todo lo indica, por defender su vida terminó cobrando la vida de tres presuntos delincuentes.
 
Las investigaciones dirán la palabra final sobre cómo ocurrieron los hechos, no tendría justificación que quien ha tenido que soportar el trance de matar en legítima defensa terminará además en la cárcel. Pero lo que no puede pasar es que de manera inconsulta, sin apego a las prueba se celebre, como muchos lo están haciendo (solo miren sus redes sociales), un episodio que retrata varios de nuestros fracasos como país.
 
“No podemos equivocarnos, pues hay una línea muy delgada en la sociedad y nos puede llevar al “lejano Oeste” y convertirnos en delincuentes: el afán por armarse y protegerse y la justicia por mano propia. Este caso nos muestra todo lo que nos falta por lograr. El Estado debe tener el monopolio de las armas y de la justicia en casos como el estudiado, para conservar nuestras garantías y la calidad de Estado de Derecho Constitucional debe seguir de esta manera. Lo otro es volver a la barbarie”, puntualizó el docente Franklyn Fajardo Sandoval.

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