A partir del especial relato de Julio César Diago Franco, Ingeniero Civil y docente de la Universidad del Cauca desde 1979, iniciamos formalmente la conmemoración de los 150 años de la Facultad de Ingeniería Civil la cual, durante todo este tiempo, ha sido testigo de grandes historias de vida convirtiéndose así en el espacio de construcción de un legado que representa en sí mismo lo que somos como Universidad.
Una mañana de abril del 2023, nos dirigimos al encuentro con el actual Jefe de Departamento de Estructuras de la Facultad de Ingeniería Civil, Julio César Diago Franco, con mucha emoción y grandes expectativas de escucharle. Cuando llegamos a su oficina, conformada por varios puestos de trabajo de docentes, notamos prontamente cómo el escritorio del ingeniero Diago llama la atención, ¿la razón?, es el único que no tiene un computador de mesa. Su escritorio, a diferencia de los demás, está ocupado por una pequeña torre de papeles, al lado de varios libros de ingeniería escritos en inglés… Y ahí estaba él, leyendo uno de estos libros que, al percatarse de nuestra presencia, dejó a un lado para darnos la bienvenida. Previamente nos habíamos comunicado con el propósito de reconstruir conjuntamente los hitos históricos de la Facultad de Ingeniería Civil, misma que en el mes de abril del 2023 cumplió 150 años de fundada, ¡impresionante!
En un encuentro anterior a la entrevista de la que se desprende esta historia, el ingeniero Diago nos había contado cómo el programa de Ingeniería Civil se comenzó a construir, en la Universidad del Cauca, a partir de la enseñanza de las matemáticas en la “Clase de Filosofía” en el año de 1828 y cómo, tiempo después, en el año 1854, se sentaron sus bases a partir de la enseñanza de asignaturas como la Física, la Agrimensura, la Topografía y la Arquitectura, hasta llegar al año de 1873 donde se estableció el curso de Ingeniería Civil y Militar, el cual inició actividades con 11 alumnos en el mes de abril, esto según la “Monografía Histórica de la Universidad del Cauca” escrita por Arcesio Aragón.
Así pues, le solicitamos autorización para grabar la entrevista “Claro no vamos a contar ningún secreto de estado”, contestó riendo y prosiguió contando, “En el tiempo de la Unión Soviética se reúne el Congreso del Pueblo y uno de los diputados dice que el Ministro de Educación es un bruto, entonces lo sancionan y como es propio de la época comunista, le dicen cosas como pequeño burgués y lo mandan a la cárcel por decir que el Ministro de Educación era un bruto, le dan 20 años de cárcel, 5 por irrespeto a la autoridad y 15 por revelar un secreto de estado” Todos los presentes reímos ante la acotación del Ingeniero, quien termina diciendo “Es un cuento fino”.
El Ingeniero Diago no es raizal de Popayán, es santandereano, sin embargo, su padre sí es de la capital caucana y también fue Ingeniero Civil. “Él se graduó de Ingeniería Civil en el año 1939. En el 36 había terminado estudios, pero no había hecho la complementación de su titulación, y en el año 39 mediante una Ley del Gobierno Nacional se reguló la profesión y aquellas personas que antes de esa fecha no se habían graduado, les dieron su título universitario, eso está en las memorias de la Universidad del Cauca, pues fue un hecho extraordinario, creo que 90 ingenieros se graduaron, que era un número gigantesco para la época, porque el número de egresados por año era de 5 personas, entonces en los 14 o 15 años anteriores, el número de ingenieros que no habían obtenido el título, lo logran mediante esa amnistía gubernamental. Ese evento lo menciona el libro como la “Gran Cochada”, la cochada es, en términos ingenieriles, la mezcla de agregados con el asfalto, entonces se le llamó la Gran Cochada y la ceremonia de grado fue en el teatro municipal, eso fue un evento sensacional en la ciudad de Popayán”, cuenta el Ingeniero Diago con alegría al recordar a su padre.
El padre del ingeniero, después de recibir su título de la Universidad del Cauca, vivió un tiempo en Cúcuta y por cambios económicos en la frontera, volvió con su familia a la ciudad de Popayán, “Mi padre vino a Popayán y continuó su trabajo, se vinculó con el Gobierno Nacional y trabajó en un plan de rehabilitación, que se llevó a cabo cuando el Presidente Guillermo León Valencia, popayanejo, logró una paz con las guerrillas liberales y para ello se establece un plan de reconstrucción del país y a mi padre le corresponde trabajar en la zona norte del Cauca, en Santander de Quilichao, y obviamente empezar a hacer la apertura de vías hacia el oriente caucano, es decir lo que es Toribío, Tacueyó y San Francisco. Luego él se pensiona pues en esa época las personas lograban su pensión a los 50 años de edad, mi papá tenía la edad y se dedicó al ejercicio profesional independiente, de manera que esa es la historia familiar”.
Así pues, el Ingeniero Diago estudia su primaria y bachillerato en la capital caucana, graduándose del Colegio Champagnat e ingresó a estudiar Ingeniería Civil en nuestra Alma Mater. Pese a que él quería estudiar Matemáticas, su padre lo motivó a ser Ingeniero Civil y le expresó que le gustaría que se especializara en Francia, aspiración que más adelante se cumpliría de manera irónica en la vida del Ingeniero Diago. Entonces se graduó de su pregrado y, al poco tiempo, es vinculado a la Universidad del Cauca como reemplazo del docente Guillermo Gómez Segura, quien lamentablemente falleció debido a un problema cardíaco, quien apreciaba mucho al Ingeniero Diago por lo que había hecho varios esfuerzos para que su estudiante fuera docente de la Facultad.
En 1983, año en que ocurrió el Terremoto en la ciudad de Popayán, el Ingeniero se desempeñaba como docente de la facultad y ante este suceso recuerda: “Yo realmente no tuve mucho que participar en ella porque muy pronto se establecieron equipos con ingenieros por fuera de la Universidad, porque no podíamos tampoco desconocer que había que desarrollar academia. Unos cuantos profesores sí se dedicaron tiempo completo a la reconstrucción, puedo mencionar el caso de Hugo Cosme quien desempeñó una gran labor al ser jefe de la reconstrucción; ardua labor”
Después, en el año 1984, cinco años después que el Ingeniero Diago se vinculó a la Universidad, se ganó una beca para realizar una Maestría en Estados Unidos “A finales del 84 me comenta la Comisión Fulbright que había sido beneficiario de la beca, y me asignan la Universidad de Louisiana, en la ciudad Batón Rouge, que en francés significa algo así como labial rojo. Louisiana fue parte de colonia francesa, como fue Nueva Orleans, todos esos son nombres afrancesados, lafayette, y me designan a esa ciudad, yo llegué en el año 1985 y dos años después en 1987 me regreso a Colombia con título de Maestría en Ingeniería civil en el Área de las estructuras”.
De manera que los deseos de su padre se cumplieron, pues a pesar de que no se especializó en Francia, tuvo la oportunidad de llevar a cabo sus estudios en lo que fue una colonia francesa, “El primer semestre fue muy duro para mí, pensé que no iba a dar la talla pero sorpresivamente logré el objetivo, gracias a la formación que yo había recibido en la Universidad, y evidentemente a todo el empeño que había colocado tratando de eliminar esos temores de que posiblemente no diera la talla, fue muy divertido el primer semestre y que no decir de los siguientes tres semestre hasta concluir, me divertí mucho en la maestría porque después de pasar el primer semestre y sabiendo que no era un imposible, sabiendo que se podía mantener uno con tranquilidad, que se daban las condiciones para enfrentar los retos, lo logré, además ya estaba casado y me permitieron llevar a mi mujer, de suerte que no estaba solo, por lo menos tenía compañía y así hubiera sido soltero la respuesta habría sido igual”, concluye.
Cabe resaltar que el Ingeniero Diago se encuentra vinculado a la Universidad el Cauca desde el año 1979 y dentro de su gran trayectoria ha desempeñado los más variados cargos, principalmente en el área académico-administrativa, pues además de ser docente, ha sido secretario, jefe de departamento, coordinador de SIMCA, coordinador del CECAV y decano. “Actualmente estoy en la jefatura y como les digo, mi transitar ha sido más en lo académico-administrativo que en la docencia, eso obviamente tiene su ventaja, la ventaja de estar en la administración es que uno conoce el rol de la Universidad, sabe cómo es la rueda, el mecanismo que mueve la institución, conoce gente buena que trabaja por la institución y sale uno a veces de este nicho de estar uno concentrado en una oficina sin tener en cuenta el enorme aparato que es la institución”, expresa con emoción.
Dentro de dicha trayectoria, el Ingeniero Diago recuerda, como un gran reto, su paso por la decanatura, rol que le exigió continuar grandes procesos como la Acreditación Institucional, las efemérides de los 100 años de la Facultad de Ingeniería Civil y la presencia de la facultad en la sede de Santander de Quilichao. “Fue una iniciativa del rector de la época, el profesor Juan Diego Castrillón y, como decano, tuve que apoyar esa iniciativa que dio su fruto, creo que el hecho de haber logrado descentralizar programas hacia el norte del departamento fue un éxito, al principio se vio con cierto resquemor en el mismo cuerpo docente de la facultad, pues consideraban que era muy riesgoso, abrir un programa casi que a distancia, que podría tener sus dificultades, pero como todo, la iniciativa avanzó y se construyó un cuerpo docente interesante".
"Empezó siendo un programa para la gente de la región, pero este no fue suficiente, y hay que entender que los jóvenes del norte no apuntan mucho a quedarse en el Cauca, sino en el Valle por su colindancia regional, mucho muchacho mira con buenos ojos la ciudad de Cali, poco le interesa Popayán, menos Santander de Quilichao, y si bien al principio se benefició mucho a los chicos de la región, hoy por hoy los diferentes programas tienen una concurrencia de muchachos de cualquier región del país”.
Finalmente, después de realizar un recorrido de su trayectoria por la Alma Mater caucana, el Ingeniero Julio César Diago Franco, mira hacia el futuro con gran esperanza, principalmente por el ejemplo de las nuevas generaciones, especialmente los jóvenes docentes que hacen parte de la facultad, quienes en su mayoría se encuentran adelantando estudios de doctorado a nivel nacional e internacional “Eso es un buen síntoma, que el profesor ocasional no solamente se quede aquí para la docencia, sino que también hace un esfuerzo supremo sacando adelante esa mayor escolaridad, claro se vuelven catedráticos porque no tienen el tiempo para dedicarse 100% a su labor de estudiante doctoral, pero demuestra que muy pronto, en la renovación generacional, se mantendrán los estándares de alta calidad muy altos, de modo que creo que uno de los grandes retos que tiene nuestro decano es crear la escuela de doctorado en nuestra facultad”.
Después de transcurrida una hora de entrevista con el Ingeniero Diago, terminamos el diálogo; diálogo que más que una entrevista fue una gran conversación entre amigos, pues desde el primer momento en que conversamos con él, además de contarnos sobre su vida, nos compartió hechos importantes de la facultad y de la Universidad. Nos ilustró con pequeñas anécdotas, bastante entretenidas, como el “Cuento fino” con que inició su intervención, además durante el tiempo que compartimos pudimos corroborar lo que nos cuenta en su historia, la historia de un hombre que se ha encargado de construir su vida tomando las mejores oportunidades y cumpliendo con éxito los desafíos que se le han presentado, siendo el claro ejemplo de lo que la nueva propuesta rectoral ha definido en su Plan de Desarrollo Institucional, como primer eje estratégico, donde se hace alusión a que “Nuestra gente es el patrimonio más valioso de la universidad”, es por esto que quisimos iniciar la conmemoración de los 150 años de la Facultad de Ingeniería Civil con esta gran historia, honrando así el trabajo que durante todos estos años el Ingeniero Julio César Diago Franco ha desempeñado en la Universidad del Cauca.
Nosotros seguiremos explorando la vida y obra de esos relatos vivos, cargados de magia y valor incalculable, porque son en sí mismos el respaldo de cuán relevante ha sido la Universidad, pero también una Facultad como la de Ingeniería Civil, pues es allí donde se han sentado las bases de esta casa donde los sueños se hacen realidad, donde transformamos vidas y donde, además, podemos decir con orgullo formamos a las futuras generaciones.
Más adelante regresaremos con más crónicas protagonizadas por #LosRostrosDeUnLegado, actividad impulsada en el marco de la celebración de los 150 años de nuestra querida Facultad de Ingeniería Civil.
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